BIO


Cava Baja, 21. 10:30 a.m.

Me dispongo a desayunar:

Las tazas llevan pringue de óleo y aguarrás. ¿Quién ha colgado el mantel en la pared y lo ha enmarcado? Alguien se ha zampado la comida de la gata. Entonces grito:

BRAYYDAAA!

Nunca he conocido a nadie con tanta afición por pintar. Como le des la espalda te la pinta. A tal punto se llega, que uno en casa tiene que esconder las camisas si no quiere verlas tensadas en un bastidor.

Yo creo que esta actitud esconde algo más que una pasión artística: entre paletada y paletada siempre se le ve chupar el pincel y los ojos le brillan más. Para mí que es adicto a los pigmentos.

Pero es un chico excelente y un tipo con clase. De hecho en el barrio todo el mundo le conoce y le quiere.

Me comentaba el vendedor de cupones de la O.N.C.E. sobre la fuerza de la obra Braydiana. Hacía hincapié en la luz. Y sí, mucha luz tienen: los recibos que nos pasa la Compañía Eléctrica lo confirman.

Nos conocimos montando en bicicleta y planeando tebeos. Por aquellos días se ocupaba en dibujar y, en verdad, alcanzaba cotas asombrosas para su imberbidad.

Como ciclista siempre ha sido malísimo.

Así que decidió abandonar las líneas continuas y se metió en caminos menos señalizados, liándose a brochazos con las formas intuidas, buscando el color por sí mismo, llegando, incluso, a la ausencia del concepto real.

Es prodigioso ver cómo se ha recorrido años de pintura contemporánea en noventa de un lustro. A veces se le oye decir:

-"Este cuadro es muy viejo; lo pinté la semana pasada".

Y yo le pregunto:

-"¿Por qué pintas tanto Miguel?"

-"Busco una forma de expresión".

-"¿Te refieres al concierto matinal de toses?"

-"No".

-"¿Por qué chupas los pinceles?"

Sintiéndose descubierto, Brayda desvía la vista y murmura:

-"Tengo que ir a comprar más pintura".

-"Debes dejarlo, Miguel. Hay lugares donde te ayudarán a rehabilitarte".

-"No puedo dejarlo".

-"¿Por qué?"

-"Me estoy pintando un cuadro por dentro".

Nancho Novo

Miguel Brayda (Sama de Langreo, Asturias 1961 - Madrid 2016) fue un polifacético artista miembro Fundador de la Academia de las Artes Escénicas de España desde su constitución en 2014 y único Premio Nacional de Escenografía en España. Su trayectoria está marcada por la diversidad: a su extensa obra pictórica, expuesta en galerías y museos nacionales e internacionales y premiada en diversas ocasiones, hay que sumarle su trabajo en el mundo del espectáculo, que concentró gran parte de su actividad. Ha diseñado escenografías para grandes artistas como Serrat, Sabina o Raphael, así como para espectáculos circenses, teatrales y musicales, como The Hole o el Circo Price. En el campo de la moda, ha trabajado para célebres marcas como Loewe, Rolex, Nike o Longchamp. Igualmente, es autor del diseño corporativo de varias firmas y artífice de los frescos del salón de actos del Palacio de Longoria de Madrid, sede de la SGAE.